Cultura

Flamencos y Mestizos Ciudad de Úbeda 2024 contará con Riqueni, Yerbabuena y Lole, entre otras figuras. Uno de los festivales de referencia entre la ortodoxia y la heterodoxia ya ha presentado su programación, Flamencos y Mestizos Ciudad de Úbeda ya tiene cartel para 2024. La imagen del mismo es de la bailaora granaína Eva Yerbabuena; pero no se dejará ninguna disciplina, ya que uno de los grandes virtuosos de la guitarra, el trianero Rafael Riqueni, también estará presente en el Hospital de Santiago, donde se desarrollará la VII edición de Flamencos y Mestizos. Los ecos de Triana seguirán sonando en este enclave histórico de Úbeda, con el cante de Lole Montoya. Habrá más cante de mujer con Sandra Carrasco, y el baile de Vanesa Aibar. No podemos dejar atrás otra figura del cante joven como el sevillano Manuel Lombo. La organización de Flamencos y Mestizos 2024 informa que seguirán ampliando programación en los próximos meses.

Raphael ha anunciado este lunes las nuevas fechas de Gira Victoria 2024 en la que recorrerá trece ciudades españolas y que arrancará el 18 de mayo en San Sebastián y finalizará el 21 de diciembre en Madrid. El artista, que este sábado congregó a 12.000 personas en el WiZink Center de Madrid, compartirá las canciones que han marcado a múltiples generaciones, tal y como indica la oficina personal del artista en su página web. Además de San Sebastián y Madrid, Raphael acudirá a Salamanca (25 de mayo); Mérida (2 de junio); Murcia (7 junio); Cabra (Córdoba – 15 junio); Jerez de la frontera (Festival Tío Pepe- 17 de julio); Alicante (21 septiembre); Barcelona (29 y 30 septiembre); Málaga (2 noviembre); Bilbao (16 noviembre); Granada (30 noviembre); Sevilla (6,7, 13 y 14 de diciembre); y Madrid (20 y 21 de diciembre). Esta gira llegará después del tour internacional que el artista emprenderá a partir de febrero por Chile, Perú, Argentina, México y Colombia.

En un rápido ejercicio de imaginación podríamos trasladarnos hasta la España árabe, pues las modulaciones y melismas que definen al género flamenco pueden provenir de los cantos monocordes islámicos. Hay también quien atribuye la creación de esta música a los gitanos, un pueblo procedente de la India -hasta hace relativamente poco se creía que eran egipcios- y desperdigado, por su condición de errante, por toda Europa. En España entraron a principios del siglo XV, buscando climas más cálidos que los que hasta entonces habían encontrado en el continente. Tampoco se pueden olvidar los diferentes legados musicales que dejaron los deudos andaluces en el Sur de España, donde habían tenido vigencia las melodías salmodiales y el sistema musical judío, los modos jónico y frigio inspirados en el canto bizantino, los antiguos sistemas musicales hindúes, los cantos musulmanes y las canciones populares mozárabes, de donde probablemente proceden las jarchas y las zambras. Sin entrar en juicios de valor sobre qué teoría tiene más fuerza -existen otras pero con menos aceptación-, lo que sí se puede asegurar es que el flamenco nace del propio pueblo, tiene una evidente raíz folclórica, mas al pasar por el tamiz de las gargantas de creadores puntuales se ha convertido en un arte indiscutible.     Otro de los aspectos que hacen que este arte sea un verdadero misterio radica en definir cuál es la procedencia exacta del término “flamenco“. Existen múltiples teorías acerca de la génesis de este vocablo, aunque quizás la más difundida es la defendida por Blas Infante en su libro “Orígenes de lo flamenco“.  Según el padre de la Autonomía andaluza, la palabra “flamenco” deriva de los términos árabes “Felah-Mengus”, que juntos significan “campesino errante“. También llegó a tener muchos adeptos la curiosa teoría que afirmaba que flamenco era el nombre de un cuchillo o navaja. No en vano, en el sainete “El Soldado Fanfarrón“, escrito por González del Castillo en el siglo XVIII, se puede leer: “El melitar, que sacó para mi esposo, un flamenco”. En otra copla recogida por Rodríguez Marín dice: “Si me s’ajuma er pescao / y desenvaino er flamenco / con cuarenta puñalás / se iba a rematar el cuento”. Sin embargo, esta hipótesis no ha llegado a trascender, como tampoco lo hizo en su día la que sentenciaba que el nombre se le había dado al género por el ave llamada flamenco. La autoría de este precepto se debe también a Rodríguez Marín, que justificó la idea argumentando que los cantaores practicaban el cante vestidos con chaqueta corta, eran altos y quebrados de cintura, por lo que se parecía Sainetes Juan Gonzalez del Castilloal ave zancuda del mismo nombre. Como las anteriores, tampoco sigue sin corroborarse la teoría liderada por expertos como Hipólito Rossy o Carlos Almendro en la que se afirma que la palabra flamenco se debe a que la música polifónica de España en el siglo XVI se acrecentó con los Países Bajos, es decir, con la antigua Flandes. Esta teoría fue también defendida, aunque con matices, por el viajero romántico George Borrow y por Hugo Schuchard, entre otros. Según estos escritores, antiguamente se creía que los gitanos eran de procedencia germana, lo que explica que se les pudiera llamar flamencos. Finalmente, existen dos hipótesis menos comprometidas, pero bastante interesantes. Antonio Machado y Álvarez, Demófilo, dice que “los gitanos llaman gachós a los andaluces y estos a los gitanos los llaman flamencos, sin que sepamos cuál sea la causa de esta denominación”. Y Manuel García Matos afirma: “Flamenco procede del argot empleado a finales del siglo XVIII y principios del XIX para catalogar todo lo que significa ostentoso, pretencioso o fanfarrón o, como podríamos determinar de forma genéricamente andaluza, echao p’alante“. Según las ideas más difundidas, en los principios no había baile ni guitarra, sólo cante, de forma que se ha llegado a pensar que el primer palo de la historia fue la toná, y que ésta se asentó en el triángulo formado por Triana, Jerez y Cádiz. Sin embargo, tras una lectura profunda de la obra “La Gitanilla“, de Cervantes, se puede observar que, a menos que el célebre escritor hubiera contado una historia fruto de su imaginación, que no es de extrañar, la primera disciplina flamenca fue el baile, como lo ratifica el personaje de Preciosa, una joven bailaora que se ganaba la vida haciendo danzas de corte andaluz a la que se subyugaban tanto el acompañamiento musical como el vocal, ambos enlazados para realizar los llamados corridos gitanos. A comienzos de esta Novela Ejemplar cervantina se puede leer: “Salió la tal Preciosa la más única bailadora que se hallaba en todo el gitanismo, y la más hermosa y discreta que pudiera hallarse, no entre los gitanos, sino entre cuantas hermosas y discretas pudiera pregonar la fama”. La obra, escrita a principios del siglo XVII, crea el primer precedente no oral en el estudio de los orígenes flamencos. Pero no se pueden lanzar las campanas al vuelo: el carácter novelesco de la historia le resta realismo, por lo que el dato no puede ser considerado en modo alguno como empírico. Sin embargo, hacia 1740 hay que señalar la existencia de un libreto manuscrito por un tal “Bachiller Revoltoso” que nos cuenta una crónica en la que señala cómo la nieta de Baltasar Montes (el gitano más viejo de Triana) iba a bailar con instrumentos de cuerda y percusión a las casas de los nobles de Sevilla. El mismo autor da cuenta de la crueldad con que las tropas de Castilla tratan a la población de Triana con motivo de “La Prisión General de los Gitanos”, dictada en 1749. No obstante, la misma diatriba que con “La Gitanilla” surge con la lectura de las “Cartas marruecas” de José Cadalso, en 1789, una serie de epístolas que un hombre llamado Gazel Ben-Aly envía a su amigo Ben-Beley. En esta obra el escritor describe una juerga gitana en un cortijo liderada por el “Tío Gregorio”, dato que, tras los anteriores, confirma definitivamente la existencia de una música peculiar y diferenciadora en Andalucía. Hacia 1820 esto se confirma, con la aparición en un periódico de Cádiz de la noticia de que


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